miércoles, 29 de octubre de 2008

ESPECIALES DE FIN DE AÑO


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martes, 28 de octubre de 2008

PROFECIAS DE NOSCAGAMUS, by PONG

Desde que comenzó la campaña presidencial estoy oyendo la palabra CAMBIO.
Muchas personas lo siguen diciendo...¡Necesitamos un cambio!
Me viene a la mente la misma palabrita que se oía en 1958...¡Necesitamos un cambio!
¿Cambio para que? Esa palabrita nos llevó a la dictadura más grande que ha tenido America Latina, y en especial Cuba por 50 años.
No se dejen engañar y esten arriba de la bola, que si el cambio viene igual, tendremos por primera vez un presidente americano que no está muy claro...y no por su color.

Waldo Fernández
marakka2000@yahoo.com

jueves, 16 de octubre de 2008

Llegan Los Beatles a La Habana



Corría el año 1963 en Santos Suarez, La Habana...Tenia 12 años y niño al fin empezaba a ir a fiestas solo y descubría poco a poco algun que otro cantante extranjero.
Mi escuela "Pepe Garceran", nombre de algun martir de la Revolución, antigua Academia Valmaña en el barrio, era lugar de reuniones y fiestas de juventud.
Un día en una de las tantas fiestas del colegio, llegó una muchacha con un disco de Los Beatles. Recuerdo que era de los chiquitos de 45 RPM, con dos canciones, una a cada lado del disco...Anna y Twist and Shout. Yo no entendía para nada el ingles y repetía que los cantantes eran Los Buitres. No..., para mi era primera vez que oía a este grupo ingles que llegaría a llenar mi vida musicalmente y la de muchos jóvenes de nuestra época.
Acababa de salir de una escuela de música donde había aprendido algo.
Mi cultura musical estaba por el piso.
En esa fiesta se repetía el disco varias veces hasta el cansansio. Nunca me aburrí de oirlos.
Era algo nuevo y no queríamos que la banda, un combito del colegio, siguiera con su música solo para seguir oyendo a este grupo maravilloso que nos cayó del cielo. Los organizadores de la fiesta ponian discos de la Orquesta Aragon, Los Zafiros y otros. No nos interesaban para nada.
El flechazo había sido con mucho impacto.
A partir de allí, empezaron a llegar otros discos a Cuba.
Recuerdo a un muchacho que se llamaba Sergio que recibió de la Yuma 10 discos americanos, de los cuales tres eran de los Beatles. Iba a su casa a diario a oir sus discos de 33 RPM, donde aprendí a conocerlos mejor. Entre esos discos había de Neil Sedaka, Las Supremes, Los Beach Boys, Los Rolling Stones y otros más que aprenderiamos a querer.
Los discos eran "mechados" (así le decíamos a poner muchas veces estos discos) hasta que alguno que otro se rayaban de tanto uso.
Yo, ingenuo al fin, hablaba con mis padres para que me compraran esos discos sin saber que venian de otro pais y que en Cuba, pais en bancarrota gracias a la nueva Revolución, no habian discos modernos y mucho menos de música "americana".
La solución llegó a Cuba en una parte del Vedado, el Pabellón Cuba, donde alquien tuvo la idea de "quemar" unas placas de carton, metal y otros materiales donde te grababan la música que querias. Estas placas se hicieron famosas en toda Cuba y no había joven que no se volcara al Pabellón Cuba en busca de esta música, entre ellos yo, que conseguí 20 pesos y fuí a grabar una placa a mi gusto con música de los Beatles. Era mi primer disco, mi primera placa, mi primera vez enfrentando el subdesarrollo al cual nos acostumbramos en la miseria de pais donde vivíamos.
Ya en los seguideros años 60's. llegaban a Cuba por mediación de parientes o marinos mercantes que traian este tipo de música. Algunos jóvenes abandonaban el pais en los Vuelos de Libertad y el Exodo de Camarioca y nos ingeniabamos para que te dejaran o te vendieran estos discos de los cuales pude obtener bastantes hasta el punto que los compraba repetidos para cambiarlos con otros pepillos.
Surgian grupos musicales (combos) como Los Gnomos y Dimension Vertical de la Víbora los dos.
Lo increible de todo esto es que ya en el año 1967 se prohibió este tipo de música.
No la ponian en la radio y era lo prohibido para todos los jóvenes.
En 1967 llegó a Cuba una película inglesa con el titulo "A taste of Honey", nombre de una canción de los Beatles, pero desgraciadamente, no tenía nada que ver con ellos.
Nosotros no lo sabíamos y la juventud corría a ver esta película esperando ver algo de ellos.
Las colas eran inmensas y hasta broncas entre la juventud por entrar a los cines. ¡Que chasco! Nada de nada. No fué hasta el año 1970 que llegó otra película americana llamada "Casius Clay", un documental sobre el famoso boxeador donde ellos aparecian boxeando con Alí.
Allí vimos, aunque haciendo papelazos, por primera vez en Cuba a este grupo tan famoso.
Siempre lo prohibido era lo que más uno deseaba. Empezaron las persecuciones a todo lo que fuera "diversionismo ideológico", palabritas inventadas por la Revolución para dar rienda suelta a la represión que hubo contra todos nosotros. Te metian preso por el solo hecho de escuchar esa música del extranjero, vestir a la moda con pantalones apretados, tener el pelo largo al estilo de estas bandas musicales inglesas o americanas y tantas otras ridiculeses del gobierno imperante.
¿Por cuanto se le hacia una estatua a John Lennon?
¡Que ironía de la vida! John Lennon tuvo su estatua primero que Benny Moré.
Hoy en dia los tiempos han cambiado. 40 años despues se acepta un poco todo por lo que perseguian a la juventud. El propio Castro inaugura junto a Silvio Rodriguez y el ministro Abel Prieto la famosa estatua de Lennon, la cual ha sido victima de robos durante su estadía en el parque del Vedado, donde tantas veces reprimian a los jovenes que se reunian alli con el solo motivo de oir un poco de su música.
¡Cuanta represión! ¡Cuanta ignorancia!
Me atrevo a decir que en los 50 años que lleva la Revolución, nosotros, los que fuimos adolecentes, fuimos los más reprimidos por el odio de esta Revolución que siempre le tuvo miedo a la juventud.
Siguieron llegando discos de los Beatles y no fué hasta el año 1969 cuando este grupo se separa, que en el programa Nocturno, fundado en 1966, se pone por primera vez su música con años de atraso.
Ya los conociamos cuando oíamos estaciones de radio americana. Esa fué nuestra suerte, vivir a 90 millas de los Estados Unidos donde la radio se podía oir como si fuera local.
¡Fueron bienvenidos los Beatles a Cuba!
Y a pesar de todos los fracasos de esta Revolución estúpida, se seguirá oyendo su música por los siglos de los siglos.

Waldo Fernández
marakka2000@yahoo.com

sábado, 11 de octubre de 2008

Guantánamo en el corazón

Cuando hace algunos años atrás viajaba por las ciudades invisibles de Italo Calvino, nunca imaginé que la ciudad en la cual nací, además de invisible se iba a tornar también inventada, como aquellas que el escritor italiano creó en su pensamiento y nos describió a través del eterno viajero Marco Polo.
En ese libro, Calvino hablaba de las ciudades y los ojos, las ciudades y el deseo, las ciudades y los signos, las ciudades y los trueques, así como de las ciudades y la memoria. Pero yo quiero hablar hoy de mi ciudad y el amor, vale decir: de Guantánamo en el corazón.
Nunca fue Guantánamo una capital y mucho menos una megápolis. Pero por mis padres supe de la belleza natural de sus montes y la urbana de sus bien trazadas calles, aunque algunas de ellas, todavía en mi niñez, carecieran de asfalto.
Mi padre fue el responsable de que las montañas y los ríos guantanameros se adentraran de tal manera en mi mente, que en mi memoria siempre retozan los caminos poblados de cocoteros y otros árboles frutales acompañados del fino murmullo que únicamente los ríos saben tener. Hoy puedo viajar, por ejemplo, a Bernardo de Baracoa y perderme en la inmensidad de sus cafetales con el asombro de una niña que levanta sus ojos y ve como casi llegan al cielo los árboles que protegen del sol a las pequeñas y coloridas plantas de café. O puedo adentrarme en las cristalinas aguas de Playitas de Cajobabo y sentir la brisa que me trae el olor del aceite de coco con el que se suele cocinar por esos lares o ver las mujeres que lavan ropas y sábanas utilizando las piedras como bateas y ciertos pedazos de madera para blanquearlas.
Recuerdo también el olor del azúcar cuando nos acercábamos al central a donde mi padre tenía que llevar cañas o traviesas y en un horno viejo un señor vestido de blanco hacía galletitas para la hija del Bárbaro, como le decían a mi papá sus colegas camioneros y muchos vecinos del lugar. Si cuando era adolescente en La Habana me llegué a sentir a menos por ser hija de un camionero, allí en el Guantánamo de mi niñez sentía que era la princesa y mi padre un Rey.
Y es que en La Habana que yo conocí, al contrario de lo que pregonaba el despótico discurso oficial, las clases sociales si existían (y existen), pero no por el esfuerzo personal y el derecho a la propiedad privada, sino por el servilismo y las prebendas de un régimen que nos vendió igualdad y nos llenó del más barato populismo para los de abajo, mientras que los de arriba gozaban (y siguen gozando) de opulentas fortunas y arrogancias sin limites.
Quizás algo similar ocurría y ocurre en Guantánamo. Pero nunca lo llegué a sentir con tanta fuerza y crudeza como cuando me fui a vivir con mis padres a la capital cubana. Allí supe que a los orientales nos habían bautizado como Palestinos, y nos rechazaban solo por haber nacido en ese extremo de la isla.
Surgió entonces en muchos orientales y provincianos en general, una necesidad de ocultar sus orígenes, situación que algunos han cargado allende los mares y han traído hasta ciudades como Miami. Incluso, cuando alguien de otro país sabe que tu eres cubano y vives en Miami inmediatamente te pregunta en que piso de La Habana tu vivías, por aquello de que casi todos son de La Habana.
Gracias a mis padres, jamás perdí el sentido de pertenencia a Guantánamo y siempre he dicho con orgullo que soy de allí: de las lomas y del río, de la pequeña ciudad y el son más tradicional, de los balances y los guineos, de los coches y las casas con portales, aunque el Guantánamo donde yo viví ya había perdido muchos de los encantos que mis padres celebraron en sus anos de juventud y por los cuales nunca les hizo falta emigrar buscando un mejor porvenir como si tuvimos que hacer mis hermanas y yo, por supuesto, con ellos a la cabeza.
Justamente, por mis padres también aprendí a conocer y a amar esa ciudad invisible que en sus mejores días ni siquiera necesito ser una provincia, como lo fue después, para que su gente pudiera vivir y desarrollarse en sus diferentes profesiones y personalidades de la talla del poeta e intelectual Regino Eladio Boti nunca pensaran en trocar su pequeña ciudad por una gran urbe, si al fin y al cabo hasta ella llegaban de primera mano los avances de países como Estados Unidos, Italia y Francia, por solo citar algunos.
Aun así, durante el siglo XIX y la primera mitad del XX quizás no fuera Guantánamo la mas culta de las ciudades de Cuba, ni mucho menos la mas bella arquitectónicamente hablando, pero lo que si resulto una vergüenza después fue que la confinaran como la mas pobre y que Fidel Castro tuviera el cinismo de ubicarla en el mapa del desarrollo cubano como una ciudad del noveno mundo.
Convertida entonces en la cenicienta de la isla y caminando como el cangrejo siempre hacia atrás, por esas ironías que tiene la vida, el gentilicio de Cuba que más se conoce en el mundo es el de Guantánamo en su lado femenino, porque la Guajira Guantanamera es la canción cubana que en más idiomas se ha cantado y que a más rincones de este mundo ha llegado. Y con el espíritu de esa divina guajira, guajira guantamera quisiera desearle a mi ciudad el mejor de los porvenires amparada en el amor de cada uno de nosotros que estoy segura mas temprano que tarde podrá llegar hasta sus calles, parques y a cada una de sus casas .

Daisy Ballmajo

lunes, 6 de octubre de 2008

MARISELA VERENA en CONCIERTO


14 DE NOVIEMBRE EN EL MIAMI DADE COUNTY AUDITORIUM

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