viernes, 9 de enero de 2009

Ringo, Una despedida y un halón de orejas



Una despedida y un
halón de orejas,
por Alexander Dominguez


Una vez más nos reunimos, y no se sabe cuantas veces más tendrermos que hacerlo, los rockeros cubanos, más conocidos en Cuba como “los pelúos”, los “friquia’os”, “los hippies” y toda serie
de calificativos que escuchábamos en bocas ajenas.

Acudimos a decirle adiós a otro hermano nuestro cuando no nos habíamos recobrado de la partida del Conde.

Ahora tenemos que empezar a acostumbrarnos a vivir sin Ringo.
La mayoria de los que estamos aqui conocemos bien a Ringo pero hay otros que sólo lo conocen por referencias y por las anécdotas que les transmitimos los rockeros viejos a los que nos siguen o intentan seguirnos con nuestras penas y glorias pasadas.
Hay un aparadoja muy grande en toda la historia de los rockeros cubanos.
No éramos políticos pero éramos perseguidos políticamente por representar al “diversionismo ideológico” que la “involución cagastrófica” se empeñaba en relacionar con posiciones contrarevolucionarias. Éramos, sin saberlo, los únicos revolucionarios de ese país que fue tocado por la mano del Diablo, más conocido por “quien tú sabes” en nuestras conversaciones.
Un diablo que nos hizo a todos huir en desbandada hacia el país que amábamos, LA YUMA.
La Yuma era para los rockeros cubanos lo que es para los judíos “la tierra prometida”.
Las emisoras WQAM y KAAY eran nuestras únicas referencias de este gran país pero reitero que los rockeros vivíamos en una constante paradoja.
Amábamos La Yuma pero nos identificábamos con los Hippies que, en definitiva, era un movimiento anti-Yuma por oponerse a la guerra de Viet-Nam donde los norteamericanos luchaban en contra del mismo comunismo que nos reprimia en Cuba.
Adorábamos a Lennon el más anti-yuma de nuestros amados Beatles.
Vinimos a riesgo de nuestras vidas y dejando todo atrás a un país al que tenemos que besarle los pies por su acogida y al que, precisamente, nos hizo morder el polvo de la incomprensión de nuestros mismos admiradores.
No es tarde para que los rockeros del exilio analicemos y enmendemos nuestra actitud ante los íconos del rock cubano que se están yendo sin penas ni glorias en el país que adoraron y por lo que recibieron represiones, cárcel, rapadas de cabeza y decomiso de instrumentos y ropa. Probablemente esta noche misma, hayan mas rockeros reunidos para esta insólita muerte que para un concierto de rock donde ellos debían tocar; o sea, que a los rockeros nos une más la muerte que lo que nos alienta y da de vivir.
Todo esto hizo que personalidades tan importantes como el Conde y Ringo, se sintieran deprimidos; depresión que nunca pudieron superar. Cuando un grupo de ex-rockeros creamos el grupo ROCKSTALGIA, fue como una especie de WOODSTOCK para nosotros y después de tres conciertos exitosos (dos en el Radisson y uno en el Tropigala), la llama de ROCKSTALGIA se fue apagando hasta que últimamente hubo un rayo de esperanza cuando, en el local de Casa Panza, se creó el Yellow Submarine Party donde Ringo era el batería y otro ícono del rock cubano, Pepino, nos transportaban a aquella época pasada que todos añoramos.
En mi última conversación con “Ringuito” –como yo le decía- éste me abrazó y me besó y me dijo: “Ale, no sabes que bien me ha venido tocar aqui porque lo importante no es ganar dinero sino volver a hacer lo único que me complace y sé hacer: tocar rock”.
Y continuó Ringo: “Ya nos estamos reuniendo para hacer otro ROCKSTALGIA y tú tienes que estar ahí” Le contesté: “Lo más importante es, Ringo, que tú estés ahi”.
Me volvió a abrazar, me volvió a besar y me dijo con los ojos aguados: “Gracias Alexandito”.
Esas palabras no se me han borrado de mis oidos y no se me borrarán jamás.
Y yo quisiera que RINGO no se les borre jamás de la mente de cualquiera que tenga la suficiente sensibilidad para reconocer que Ringo ha sido el más fiel, sufrido y sacrificado de todos los rockeros conocidos pues, muchos viviamos del rock, pero Ringo “VIVIA” para el rock y el rock “VIVIA” en Ringo. Más que eso, RINGO, era el rock.
Ringo no se ha ido. Yo creo que ahora, más que nunca vive dentro de todos nosotros.
Creo que el halón de orejas que nos da a todos su triste muerte por la falta de apoyo a los rockeros cubanos, nos haga reflexionar y re-escribir lo poco que va quedando de los íconos rockeros cubanos y que muy pronto podamos tener nuestro Salón de la Fama del Rock Cubano donde El Conde y Ringo estarán primero que nadie, y que lo apoyemos asistiendo a la última casa de Ringo, el Casa Panza, y al próximo Concierto que se hará para recordarlos y homenajearlos y para que, al menos, recordemos a todos los que se han ido pero con la alegría del rock por el que todos hemos estado dispuestos a dar la vida, aunque no $10.00 para asistir a un concierto; otra de las paradojas nuestras.
Gracias a Diós, nuestros dos rockeros más conocidos, El Conde y Ringo, se han ido de una forma tranquila y sin sufrimientos corporales. Esperamos que Diós también nos conceda a los que quedamos, el privilegio de morir de la misma forma.
Ringo; no te decimos adiós, te decimos, “Allá nos vemos”, no dejes de practicar todos los días y gracias por haber existido y tener el privilegio de haberte abrazado y recibir un beso en nuestras mejillas que hoy se llenan de lágrimas por tu ausencia.
Te vas montado en tu Yellow Submarine dejando muy claro que WEE’RE AN AMERICAN BAND”.
Adiós Ringuito lindo.

Alexander Dominguez

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