Los norteamericanos, en especial, siempre fueron muy proclives a relatar episodios de la turbulenta historia contemporánea de Cuba, por haber estado tan involucrada en la independencia del dominio español y representar ahora esa nación –por su régimen comunista-- un reto constante a la superpotencia mundial, sin que pudieran hacer mucho para cambiar las cosas, en vista de la promesa pública que hiciera Kennedy a Kruschev en octubre de 1962, para desactivar la peligrosa crisis de los misiles.
Ciertamente Castro es un personaje que ejerce una marcada fascinación en los públicos del mundo, no sólo por su actitud desafiante hacia el coloso del norte, sino por sus marcadas dotes histriónicas, que le han hecho hipnotizar durante horas a su propio pueblo en concentraciones multitudinarias.
Este hecho ha sido aprovechado en diversas películas, tanto documentales como actuadas, que han desfilado por las pantallas grandes y chicas desde el triunfo de la revolución en enero de 1959.
Su oratoria locuaz e incendiaria, su nerviosa y llamativa gesticulación y sus abiertos ataques al “imperialismo yanqui”, lo han mantenido cómodamente en el poder, al utilizar astutamente la carta del nacionalismo para arengar las masas hacia sus políticas y acciones.
Siendo los personajes latinoamericanos más comentados en los medios durante más de cuatro décadas, las vidas de Castro y Guevara han sido relatadas con lujo de detalles en muchas biografías, tanto en la literatura como en el teatro, el cine y la tv.
El Ché ha sido aún más popular que la figura del mismo Castro, debido a su desaparición prematura en las selvas de Bolivia, donde la CIA y el gobierno militar lo convirtieron en un mártir al ejecutarlo sumariamente. En efecto, al año de su muerte, la vida de Guevara inspiró la trama de dos películas bastante costosas y espectaculares, pero ninguna de las dos tuvo mucho éxito de crítica aunque el publico haya acudido a verlas por la fascinación que ejerce un aventurero tan polémico, que ha desatado pasiones encontradas en todo el mundo y especialmente entre la juventud.
intepretado por Francisco Rabal, uno de los actores españoles de trayectoria más universal, con numerosos trabajos en el cine europeo y
breves incursiones en Hollywood.
Aunque la selección de Rabal fue acertada e hizo una labor discreta, la película no pasó de ser un producto comercial sobre las andanzas del guerrillero. Por supuesto que el realizador Paolo Heuchs, no tenia idea si Cuba estaba al lado de VietNam o de Australia.
Aunque la selección de Rabal fue acertada e hizo una labor discreta, la película no pasó de ser un producto comercial sobre las andanzas del guerrillero. Por supuesto que el realizador Paolo Heuchs, no tenia idea si Cuba estaba al lado de VietNam o de Australia.
No sabian nada de Cuba, y mucho menos del Che.
Pero su fracaso en las taquillas se debió mayormente a la fuerte competencia de Hollywood, que realizó al mismo tiempo una superproducción dirigida por Richard Fleischer, veterano que tiene en su haber varios éxitos como “20.000 leguas de viaje submarino” y “El estrangulador de Boston”. En este filme, titulado escuetamente “Ché!” y filmado en Hollywood y México, el personaje central es interpretado con acierto por el actor egipcio Omar Sharif --quien venía de entusiasmar a los publicos en “Doctor Zhivago”-- mientras que Castro es sobreactuado por un Jack Palance en plena declinación de su carrera.
Omar Shariff se unió con Jack Palance.Sharif recibió más de una crítica por su particular acento.
La gran polémica de Che, con Omar Sharif y Jack Palance, fue que la película estuvo financiada por la CIA e intentaba contar la historia de Ernesto Guevara. Esta pelicula fue prohibida en Argentina.
Pero su fracaso en las taquillas se debió mayormente a la fuerte competencia de Hollywood, que realizó al mismo tiempo una superproducción dirigida por Richard Fleischer, veterano que tiene en su haber varios éxitos como “20.000 leguas de viaje submarino” y “El estrangulador de Boston”. En este filme, titulado escuetamente “Ché!” y filmado en Hollywood y México, el personaje central es interpretado con acierto por el actor egipcio Omar Sharif --quien venía de entusiasmar a los publicos en “Doctor Zhivago”-- mientras que Castro es sobreactuado por un Jack Palance en plena declinación de su carrera.
Omar Shariff se unió con Jack Palance.Sharif recibió más de una crítica por su particular acento.
La gran polémica de Che, con Omar Sharif y Jack Palance, fue que la película estuvo financiada por la CIA e intentaba contar la historia de Ernesto Guevara. Esta pelicula fue prohibida en Argentina.
de truculentas escenas de acción, además de mostrar una visión bastante crítica de ambos personajes y del proceso que protagonizaron. Creo que es la que más se acerca a la realidad de quien era el Che.
En medio de esta filmografía crítica, vale la pena recordar una cinta poco conocida, hecha por el controvertido cineasta y artista pop Andy Warhol, quien realizó en 1965 una extraña farsa cinematográfica, “La vida de Juanita Castro”. Basada en un revelador libro de la hermana anticomunista de Fidel, este filme en blanco y negro relata facetas extravagantes de Fidel, Raúl y el Ché, mostrados como tres travestis que --sentados un sofá e interpretados por actrices y vestidos de mujer--, leen líneas del irreverente guión en un intento típicamente warholiano de ridiculizar el machismo y la brutalidad de los guerrilleros, todo mientras se critica al establishment político yanqui.
Obviamente, pocos tomaron en serio esa curiosa producción, que --como las restantes de Warhol-- no pasó de ser una curiosidad experimental para públicos aficionados al cine underground. Como dato adecdótico, Juanita asegura en la obra que Fidel quería ser artista de cine e hizo un papel de extra en un colorida cinta musical de Esther Williams, algo que nunca se comprobó. Sin embargo, no sería rara esta afición a estar frente a las cámaras, dada la pericia con que Castro ha tratado de figurar siempre como el centro de la atención mediática y no dejarse hacer sombra por nadie en su patria, actitud imitada por más de un político en el tercer mundo.
Aquí vale la pena mencionar la obra de Andrew Lloyd Weber, “Evita!”, donde se pone al Ché –interpretado por Antonio Banderas en la vistosa versión de Alan Parker-- a cantar versos revolucionarios entre las multitudes de la Argentina peronista.
En su pico de popularidad, Antonio Banderas encarnó al Che en Evita, el flojo musical de Alan Parker estelarizado por Madonna. Banderas era el narrador del film y, ante el diluvio de críticas por la representación, actor y director salieron a excusarse aclarando que ése no era El Che sino un Che que poco y nada tenía que ver con el revolucionario rosarino.
En medio de esta filmografía crítica, vale la pena recordar una cinta poco conocida, hecha por el controvertido cineasta y artista pop Andy Warhol, quien realizó en 1965 una extraña farsa cinematográfica, “La vida de Juanita Castro”. Basada en un revelador libro de la hermana anticomunista de Fidel, este filme en blanco y negro relata facetas extravagantes de Fidel, Raúl y el Ché, mostrados como tres travestis que --sentados un sofá e interpretados por actrices y vestidos de mujer--, leen líneas del irreverente guión en un intento típicamente warholiano de ridiculizar el machismo y la brutalidad de los guerrilleros, todo mientras se critica al establishment político yanqui.
Obviamente, pocos tomaron en serio esa curiosa producción, que --como las restantes de Warhol-- no pasó de ser una curiosidad experimental para públicos aficionados al cine underground. Como dato adecdótico, Juanita asegura en la obra que Fidel quería ser artista de cine e hizo un papel de extra en un colorida cinta musical de Esther Williams, algo que nunca se comprobó. Sin embargo, no sería rara esta afición a estar frente a las cámaras, dada la pericia con que Castro ha tratado de figurar siempre como el centro de la atención mediática y no dejarse hacer sombra por nadie en su patria, actitud imitada por más de un político en el tercer mundo.
Aquí vale la pena mencionar la obra de Andrew Lloyd Weber, “Evita!”, donde se pone al Ché –interpretado por Antonio Banderas en la vistosa versión de Alan Parker-- a cantar versos revolucionarios entre las multitudes de la Argentina peronista.
En su pico de popularidad, Antonio Banderas encarnó al Che en Evita, el flojo musical de Alan Parker estelarizado por Madonna. Banderas era el narrador del film y, ante el diluvio de críticas por la representación, actor y director salieron a excusarse aclarando que ése no era El Che sino un Che que poco y nada tenía que ver con el revolucionario rosarino.
Cronologicamente el Che y Evita nunca pudieron estar juntos en ninguna parte.
Juan Carlos Desanzo, apenas concluido el rodaje de su Eva Perón, convocó por su parecido físico al debutante Alfredo Vasco para que interprete al Che en Hasta la victoria siempre.
Juan Carlos Desanzo, apenas concluido el rodaje de su Eva Perón, convocó por su parecido físico al debutante Alfredo Vasco para que interprete al Che en Hasta la victoria siempre.
Otro fracaso de taquilla.Anibal de Salvo dirigió la primera versión argentina del Che con la película producida por Marco David titulada "El Che"
Esta fue la primera ficción cinematográfica argentina que buscó acercarse a la figura del Che.
No hay duda que el Ché estaba muy lejos de representar “el hombre perfecto” al que aludían Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir en sus escritos, después de que visitaran Cuba en los meses siguientes al triunfo de Castro.
Más suerte tuvo el revolucionario argentino-cubano en un logrado documental suizo de 1994, titulado “El Ché Guevara, el diario de Bolivia”, que no se detiene mucho en la fase cubana y se concentra en sus laboriosos intentos de sublevar el campesinado boliviano, con una buena edición de las escenas documentales de su reclusión y ejecución.
Pero el personaje del Ché Guevara, más aún que el de Fidel Castro --ahora con menos atractivo que antes por su envejecimiento y un menor impacto en la política mundial que durante la guerra fría--, sigue atrayendo a los escritores y cineastas de los centros mediáticos.
Gael García Bernal se dio el gusto de interpretar dos veces al Che Guevara.
Esta fue la primera ficción cinematográfica argentina que buscó acercarse a la figura del Che.
No hay duda que el Ché estaba muy lejos de representar “el hombre perfecto” al que aludían Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir en sus escritos, después de que visitaran Cuba en los meses siguientes al triunfo de Castro.
Más suerte tuvo el revolucionario argentino-cubano en un logrado documental suizo de 1994, titulado “El Ché Guevara, el diario de Bolivia”, que no se detiene mucho en la fase cubana y se concentra en sus laboriosos intentos de sublevar el campesinado boliviano, con una buena edición de las escenas documentales de su reclusión y ejecución.
Pero el personaje del Ché Guevara, más aún que el de Fidel Castro --ahora con menos atractivo que antes por su envejecimiento y un menor impacto en la política mundial que durante la guerra fría--, sigue atrayendo a los escritores y cineastas de los centros mediáticos.
Gael García Bernal se dio el gusto de interpretar dos veces al Che Guevara.
La primera fue en Fidel, dos años antes de consagrarse en Diarios de motocicleta.
Gael García Bernal tampoco pudo ser el protagonista excluyente de Diarios de motocicleta. Walter Salles decidió que el Alberto Granado de Rodrigo De La Serna sea quien narre la historia.El gran actor español Eduardo Noriega también tuvo su oportunidad en Che Guevara, película de hace ya unos años pero jamás estrenada que cuenta la vida del revolucionario a partir de los recuerdos del Che una vez que es capturado en Bolivia.
La ciudad perdida, dirigida por Andy García y con guión del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, muestra al Che Guevara en un pequeño papel, puesto en piel del neoyorquino Jesus García. Otro fracaso de taquilla por sus fallas.
Gael García Bernal tampoco pudo ser el protagonista excluyente de Diarios de motocicleta. Walter Salles decidió que el Alberto Granado de Rodrigo De La Serna sea quien narre la historia.El gran actor español Eduardo Noriega también tuvo su oportunidad en Che Guevara, película de hace ya unos años pero jamás estrenada que cuenta la vida del revolucionario a partir de los recuerdos del Che una vez que es capturado en Bolivia.
La ciudad perdida, dirigida por Andy García y con guión del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, muestra al Che Guevara en un pequeño papel, puesto en piel del neoyorquino Jesus García. Otro fracaso de taquilla por sus fallas.
¿Por cuanto le ibas a tirar un vaso de Whisky al Che Guevara en la cara en el año 1959?
El ataque al Palacio presidencial historicamente fue el 13 de Marzo de 1957.
El ataque al Palacio presidencial historicamente fue el 13 de Marzo de 1957.
En la pelicula el asalto lo ponen en 1958. Si de verdad fue Cabrera Infante el que escribio el guion, pues ya estaba en decadencia. Y ese es uno de los problemas graves de estas historias.
Si quieren hablar de Cuba, deben buscar a alquien que sepa verdaderamente de Cuba.
Se sabe de la inminente producción de un ambicioso film sobre su vida, interpretado por el galán puertorriqueño Benicio del Toro, y cuya dirección está a cargo de un director serio como Steven Soderbergh, premiado por su correcto tratamiento fílmico del negocio de las drogas en “Traffic” y por su interesante análisis psicológico de un triángulo amoroso en “Sexo, Mentiras y Videotape”.
Benicio Del Toro ganó el premio a la mejor interpretación masculina en el último Festival de Cannes por su papel del Che Guevara en El argentino y Guerrilla, las dos películas de Steven Soderbergh.
Cuatro horas y media divididas en dos películas es lo que le llevó a Soderbergh contar la historia del Che Guevara. En El argentino, la primera, narra desde la llegada del Che a Cuba hasta la revolución.
Da pena ver la imagen del triunfo de la revolucion cuando el Che regaña a uno de sus soldados por robar un carro de un batistiano.
El robo estaba a la orden del dia y Soderbergh quiere tapar el sol con un dedo.
Si quieren hablar de Cuba, deben buscar a alquien que sepa verdaderamente de Cuba.
Se sabe de la inminente producción de un ambicioso film sobre su vida, interpretado por el galán puertorriqueño Benicio del Toro, y cuya dirección está a cargo de un director serio como Steven Soderbergh, premiado por su correcto tratamiento fílmico del negocio de las drogas en “Traffic” y por su interesante análisis psicológico de un triángulo amoroso en “Sexo, Mentiras y Videotape”.
Benicio Del Toro ganó el premio a la mejor interpretación masculina en el último Festival de Cannes por su papel del Che Guevara en El argentino y Guerrilla, las dos películas de Steven Soderbergh.
Cuatro horas y media divididas en dos películas es lo que le llevó a Soderbergh contar la historia del Che Guevara. En El argentino, la primera, narra desde la llegada del Che a Cuba hasta la revolución.
Da pena ver la imagen del triunfo de la revolucion cuando el Che regaña a uno de sus soldados por robar un carro de un batistiano.
El robo estaba a la orden del dia y Soderbergh quiere tapar el sol con un dedo.
Esa etapa fue cuando más se robó en Cuba.
La segunda, Guerrilla, cuenta el traslado de la lucha armada al continente americano.
La segunda, Guerrilla, cuenta el traslado de la lucha armada al continente americano.
Ponen al Che como todo un heroe al servicio de su revolucion.
Sin embargo hay razones de ser escéptico de cualquier versión norteamericana sobre la vida del que fuera un acérrimo enemigo de la hegemonía estadounidense, en palabra y hechos, pues Ernesto Guevara fue un hombre que ha inspirado décadas de guerrillas e inestabilidad en dos continentes y ha causado muchos dolores de cabeza tanto a Washington como a varios gobiernos latinoamericanos. Algo del cual probablemente se seguirá pasándole factura a su memoria, al menos en la pantalla, pues en el ámbito mundial ese llamativo personaje ya ha logrado –con razón o sin ella, y a pesar de sus fracasos— un puesto indeleble como un rebelde idealista y combativo, símbolo de toda lucha contra las injusticias sociales, al igual que su polémico patrocinante cubano, compañero de andanzas revolucionarias y quien –con 50 años en el poder--detenta el dudoso honor de ser el dictador más duradero de los últimos tiempos.
¿La verdad se les olvido contarla? Ernesto Che Guevara fue uno de los asesinos más grandes que ha tenido la revolucion cubana en sus comienzos.
¿La verdad se les olvido contarla? Ernesto Che Guevara fue uno de los asesinos más grandes que ha tenido la revolucion cubana en sus comienzos.
Es una verdad innegable que todos estos directores no quieren mostrar por temor a que su película no sea taquillera.
Esperemos que alguna vez alquien haga la verdadera historia del Che Guevara y lo muestre tal y como fue.
Esperemos que alguna vez alquien haga la verdadera historia del Che Guevara y lo muestre tal y como fue.
Algunas de estas películas las puede adquirir en http://www.cinedelhogar.com/
1 comentario:
Llegue a tu blog, por otra cosa, es bastante interesante, salvo por una desafortunada aseveración que realizas, no existen pruebas fehacientes de que ernesto guevara, fuera un asesino como lo aseguras, el tipo era un guerrillero y como tal mato personas y fusiló otras, pero en un marco revolucionario, el cual no comparto...pero así es la historia
Este comentario lo dejo solo como aporte, no con el fin de polemizar.
saludos
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